Por: Jose Carvajal -- Todo Parece indicar que para José Mármol se acabaron los
apagones. Desde hace unos años vive en la luz, lo alumbran los reflectores de
todo tipo de cámaras que siguen de cerca los reconocimientos de que ha sido
objeto y que lo encumbran como el
más visible y visionario de la llamada generación de los ochenta, en su natal
República Dominicana.
El último peldaño de Mármol, o el más reciente, ha sido la investidura como profesor honorario de
Intuyo que para algunos estos reconocimientos con luces y
sonidos de toda clase son la consagración de Mármol, pero para mí este poeta
que se gana la vida desde hace muchos años en los laberintos de un importante
banco de su país se consolidó silenciosamente en 1997, cuando publicó su
voluminoso libro de ensayo “Etica del poeta”; una obra que coronó su
filosofía del ser, del arte, de la lengua y de la “nada cotidiana” que formaron
al hombre de letras que es hoy a partir de años de perseverancia y dedicación.
Luego de ganar el Premio Nacional de Poesía 1987 y el Premio Pedro Henríquez Ureña 1992, Mármol abre las alas al ámbito internacional al ser galardonado con el Premio Casa de América de Poesía Americana 2012 por su obra “Lenguaje del mar”. El jurado de este último concurso, convocado en España, destacó entre otras cosas “la madurez lírica de un poeta que aborda el tradicional temadel
mar con voz propia”. Fue un logro importante para Mármol, pero también
significó un reconocimiento trasatlántico a la poesía dominicana, y más todavía
a la poética caribeña de nuestro tiempo.
Todavía hay más. Este 2013 Mármol obtuvo el Premio Nacional de Literatura, convirtiéndose así en el autor más joven en recibir dicho galardón dominicano otorgado a toda una obra y vida dedicada a la literatura. A todo eso se suma ahora la investidura del poeta como profesor honorario dela Universidad Autónoma de
Santo Domingo, institución en la que cuando era estudiante, según el propio
Mármol, se le hizo “un juicio sumario” por proclamar en el decenio de los
ochenta “que el problema esencial de la literatura era el lenguaje y no la
sociedad u opiniones sobre ésta”.
El poeta asegura además que debido a esa postura fue purgado y tuvo que renunciar a su condición de coordinadordel
Taller Literario César Vallejo .
Pero previamente ocurrió lo siguiente: “se me hizo un juicio sumario en
presencia del Decano de la Facultad
de Humanidades, quien ya antes, en el marco de un panel de filosofía, me había
acusado en público de ‘irracionalista’ y de ‘colonialista intelectual’, por el
simple hecho de que me interesaba la corriente filosófica y literaria
neonietzscheana (de Nietzsche) francesa. No cejé un ápice, y hoy día los
antiguos acusadores comparten en buena medida mis herejías”.
Ahora la voz de Mármol se amplifica con sus premios nacionales y el reconocimiento internacional. Su autoridad intelectual se crece en la madurez y se consolida con la admiración de sus amigos de generación, y también con el odio de sus detractores. Aprovechó su discurso de investidura de profesor honorario dela Universidad
Autónoma de Santo Domingo
para recordar nuevamente su teoría de la ética del
poeta como un acto de
responsabilidad, “un principio de honestidad” y una “misión profetizante”.
Que sigan encendidas las luces y que hablen más poetas, porque la de los ochenta no fue una “década perdida”. El micrófono queda abierto.
Luego de ganar el Premio Nacional de Poesía 1987 y el Premio Pedro Henríquez Ureña 1992, Mármol abre las alas al ámbito internacional al ser galardonado con el Premio Casa de América de Poesía Americana 2012 por su obra “Lenguaje del mar”. El jurado de este último concurso, convocado en España, destacó entre otras cosas “la madurez lírica de un poeta que aborda el tradicional tema
Todavía hay más. Este 2013 Mármol obtuvo el Premio Nacional de Literatura, convirtiéndose así en el autor más joven en recibir dicho galardón dominicano otorgado a toda una obra y vida dedicada a la literatura. A todo eso se suma ahora la investidura del poeta como profesor honorario de
El poeta asegura además que debido a esa postura fue purgado y tuvo que renunciar a su condición de coordinador
Ahora la voz de Mármol se amplifica con sus premios nacionales y el reconocimiento internacional. Su autoridad intelectual se crece en la madurez y se consolida con la admiración de sus amigos de generación, y también con el odio de sus detractores. Aprovechó su discurso de investidura de profesor honorario de
Que sigan encendidas las luces y que hablen más poetas, porque la de los ochenta no fue una “década perdida”. El micrófono queda abierto.
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